
Con respecto al término de Hotel Particular, Francia y en particular Paris, tienen la tradiciòn de hoteles particulares, que son palacios de talla modesta a comparaciòn de los castillos que la noblesa europea o la burguesìa francesa, construye, muchas veces como moradas secundarias en la capital y en lugares como la isla Saint Louis, en la que se encuentra el famoso Hotel Lambert, pertenecientes hasta no hace poco a la familia Rothshild y que actualmenete està en manos de un principe saudita o en provincia, como es el caso de Valognes que tiene el titulo de la Versailles Normand, con su prestigioso hotel Baumont.
Hotel Lambert Isla Saint Louis, Paris
Pero el museo Jacquemart-André, atrajo mi atenciòn, cuando dentro de su programa de exposiciones temporales de principio de año, organiza una de las mas importantes colecciones de los llamados Primitivos Italianos, pertenecientes a la colecciòn Altenbourg de Alemania y que se constituyo hacia el siglo XIX, gracias al baron Von Lindenau, con 180 piezas, de las cuales 40 estàn expuestas en el Museo Jacquemart-André, mas unas cuantas mas piezas prestadas por la pinacoteca Vaticana.
Museo Jacquemart-André, en pleno centro de Paris, Boulevard Haussman
La exposiciòn permite al visitante, algo mas interezado que en el simplemente arte sacro, ampliar y profundizar en las raices del arte occidental y ver como los artistas de Siena como un tal Guido da Siena con quien se inicia la muestra, se conecta no tan solo a las raices de la iconografìa cristiana, es decir, hacer visible con los colores y la imagen aquello que està escrito, frace algo modificada de un sermon contra la herejìa iconoclasta que san Juan Damasceno, promuncio hacia el siglo VIII y que terminò con el VIII concilio ecumenico en donde se definieron entre otros la Encarnaciòn y la Maternidad Divina de la Virgen Marìa,(Theotokos), base de alguna forma del culto de las imagenes.
Lo interezante a mi modo de ver y que al menos me entrega ésta exposiciòn, és como el arte occidental y sobre todo italiano del siglo XII y XIII, formò y era parte de la gran tradiciòn iconografica de la cual la iglesia universal tenìa en comùn y que los estragos de la divisiòn(famoso sisma entre oriente y occidente que se decretò el 1054, con la excomuniòn de la iglesia de Roma por parte del Patriarcado de Constantinopla y los diferentes patriarcados orientales y que aun hoy divide la iglesia), y que alrrededor del siglo XII aun no se hacian tan evidentes, al menos en el arte. Asì un tal Paolo Venesiano o un Guido da Siena(1270), no tenìa dificultad en representar y transmitir la fe, (en colores e imagenes, en actitudes y formas ) segùn los canones o a la manera griega, es decir, como los iconos bizantinos, por cierto, sin dejar de lado, su propia tradiciòn y expresiòn.
La Natividad, Guido da Siena
En la primera parte de la exposiciòn se puede apreciar esa comuniòn artistica y de transmisiòn de la verdadera fe, en que una serie de iconos, que seguramente fueron parte de un retablo (poliptico), encargo realizado por y para la abadìa de Ardenga en Moltalcino (Toscana), muestran diferentes pasajes de la vida de Cristo, muchos de ellos fiestas liturgicas, como La Natividad o la Presentaciòn en el Templo con la clàsica representaciòn que la tradiciòn de las iglesias orientales, sobre todo ortodoxas, continuan venerando en iconos o frescos.
La Presentaciòn en el Templo, Guido da Siena.
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