vendredi 9 octobre 2009

UN CAFFE, PER FAVORE!

Centro America és uno de los màs importantes productores de café, y al igual que Francia lo és con sus grandes crudos, Brasil, Cuba o Peru, lo son con sus granos de café. Exportados en todo el mundo, como las mejores botellas de Bordeaux, Saint Emilion o Châteaux des Papes, los granos alcanzan privativos precios, que no nos permitirìan un cafè a cualquier hora del dìa.

Pero al viajero como yo, que ah podido degustar, en sus diferentes preparaciones, calidades y proveniencias, desde la preparaciòn a la griega,-si se està en turquia serà a la turca, o en Palestina, a la arabe-, a los buenos cafes preparados con mi cafetera italiana.

Pero helas!, -como se dice en Francia-, en vano és, buscar desde que entro a un bar o café, ya sea en Chile o en Francia, el brebaje que rememore mis andanzas transalpinas. Mas bien, cada sorbo és un sufrimiento y un atentado a la gran tradiciòn cafetera, sobre todo estando en latinoamerica, que no le hace honor, ni en preparaciòn ni presentaciòn.

Pero que pasa, que incluso pidiendo expresamente al garçon o al maestro que tiene el poder de preparar un buen café, ya sea, con una cremosa y untosa espuma de leche, lo mas frecuente, es que tenga que poner dos cubos azucar, o incluso mas leche, para hacer pasar el horrible gusto de amonìaco, apenas tragado el primer sorbo, y que nada tiene que ver con el aroma, que por lo general es tan agradable a la nariz, pero insoportable en la boca. Es que los gustos han cambiado?, o no estàn formados?, Lo que pasa que con frecuencia, sino siempre, los cafes los encuentro amargo, con un persistente gusto a azufre, o simplemente un sabor a quemado. Lo mas sorprendente es que muchos de mis amigos piden otro café, como si fuese la quinta escencia o un real elixir!
La verdad, que és solo en Italia y en particular en dos ciudades que el café és realmente un placer. Napoles y Venezia, que incluso, pidiendolo "stretto stretto", (muy fuerte), el café jamàs es amargo, jamàs imbebible! Incluso frìo, entra en boca, como un sutil nectar, con prolongados aromas, incluso sin azucar y a cualquier hora del dìa, el macchiatto, ya sa con algo de malicia (la grappa), o el caffé latte, és simplemente delisioso.

Entonces de que depende? de la torrefacciòn, del agua, de la presiòn de la maquina expresso o la proveniencia del café? Si alguna vez circulan por Napoles o Venezia, en ésta ùltima pidan un café normal, que por 1 euro, ya sea en Burano o en la Judecca o incluso bajandose del tren, en la estaciòn Santa Lucia, ustedes me diràn, cuales fueron sus impresiones al degustar los primeros sorbos de tan delicioso nectar, y que con idénticas maquinas cafeteras, iguales dosajes, no tienen nada que ver con los cafes de Chile o Francia.

De todos modos me conformo agradablemente, cada dìa, temprano o a media mañana? con mi cafetera Bialetti, agua mineral sin gas y los granos molidos de Costa Rica, de las cooperativas cafeteras de comercio equitable peruanas o cafes provenientes del oriente, del puerto de Moka (Yemen) o de Ethiopia. Es la soluciòn a un correcto brebaje cotidiano, sin sufrir de los azufrados y amargos cafes, siempre en espera, del pròximo destino, mas allà de los Alpes.

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